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LOS SUEÑOS

Pablo Alberto Chalela Mantilla, M.D.

MÉDICO PSIQUIATRA

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El sueño es una disposición normal y moderada de quietud en donde el umbral de respuesta frente a los estímulos exteriores o ambientales es más abundante que en el estado de vigilia. Es una situación biológica y conductal del organismo.

Se reconocen dos períodos diferentes durante el proceso del sueño: el denominado sueño rápido o REM  (o MOR)  donde ocurren movimientos oculares rápidos y el llamado sueño lento o No REM (No MOR). Estos períodos tienen entre sí, diferencias generadas por  fenómenos neurológicos, fisiológicos y endocrinos.

En el sueño No REM existe una diáfana situación de recuperación y descanso en donde los movimientos y el tono muscular bajan progresivamente, se fomenta la actividad del circuito parasimpático con descenso de la frecuencia cardiaca, de la tensión arterial y  de la temperatura.

De acuerdo con las ondas detectadas mediante el electroencefalograma (EEG) se han logrado descifrar, en el período de sueño No REM, cuatro fases consecutivas, a saber:

1) Fase I: es el período inmediato cuando el sujeto está adormeciéndose donde se presenta un trazado de ritmo de bajo voltaje y frecuencia mixta y que dura aproximadamente un 10 a 15 % del tiempo total del sueño.

2) Fase II: aparece luego de 5 a 10 minutos de comenzado el sueño y su período total ocupa un 50% de éste; en el trazado aparece un ritmo lento con un voltaje moderado (complejos K) y descargas rápidas de amplitud moderada; sus ondas son en huso.

3) Fase III: es un sueño más profundo que aparece más a menos a la media hora; las ondas son muy lentas (delta: 1 – 3 cps y theta: 5 – 7 cps) que se mezclan con complejos K y ondas en huso. Dura más o menos un 15 % del sueño total y allí es muy frecuente la lenificación de los signos vitales.

4) Fase IV: es el sueño profundo y allí mismo aparece el máximo de reducción en los movimientos y en los signos vitales. En el trazado existe la composición de ondas delta y dura más o menos un 10 % del sueño total; cuando los sujetos son despertados en esta fase se notan supremamente confusos.

En el sueño REM, existen irregularidades en el ritmo cardiaco y el respiratorio con extrema disminución del tono muscular con movimientos oculares verticales u horizontales, rápidos, el oxígeno cerebral se gasta en forma elevada, hay incremento de la secreción ácida del estómago, de la tensión arterial y de la excreción de las catecolaminas a través de la orina. Electroencefalográficamente hay presencia de ritmos rápidos con bajos voltajes, muy similares al trazado que se registra en una persona en vigilia. Su duración está en un 20 – 25 % del tiempo total del sueño y particularmente es allí donde se activa el fenómeno del soñar.

En personas normales el promedio de horas de sueño está alrededor de siete horas aunque se presentan variaciones en un rango entre las cuatro y las diez horas. El período REM y no REM puede modificarse a lo largo de la noche; en la primera mitad es el sueño lento el que domina la gran parte de la noche y en la segunda el sueño rápido; con frecuencia el primero es más cimbreante  y adaptativo, dependiendo del tiempo previo de vigilia, mientras que el sueño REM o sueño rápido está sujeto a un patrón más estable influenciado a los ritmos biológicos.

Cabe anotar que cada persona posee un patrón muy propio  e individual que se va modificando con la edad, con estados fisiológicos y lógicamente en ciertas entidades patológicas. De allí es donde se ha logrado concluir que en todos los seres humanos  se puede incrementar la tasa de mortalidad cuando el tiempo transcurrido para dormir es menor en cuatro horas o mayor de diez horas. Por supuesto también, es importante tener en cuenta, inicios o sospechas de ciertas entidades psiquiátricas, cuando el tiempo de sueño no se ajusta a la duración “normal” del tiempo de sueño esperado para el individuo cuando éste ha mantenido un patrón cotidiano del mismo.

Para un correcto funcionamiento del ciclo sueño-vigilia en un individuo es indispensable la indemnidad de grupos neuronales de la llamada y conocida Formación Reticular en el Tallo Cerebral como también de la parte ventral y posterior del hipotálamo, en donde  se ha mencionado el centro del sueño y el centro del despertar, respectivamente.

Neuroquímicamente se han involucrado  la presencia de varios neurotransmisores, destacándose la serotonina como la de mas relevancia;  también se han registrado la Acetilcolina (sueño REM), la Noradrenalina y la Dopamina.

En cuanto a la función del sueño, Freud postulo la teoría en que éste tiene por objeto proteger el estado de sueño contra estímulos perturbadores,  internos o externos.  El no creía que el estado de sueño es a menudo alterado por los sueños, que no pocas veces acaban por despertar al durmiente, pero en cambio, especificaba en qué consistía el factor perturbador.  Un sueño sin sueños es mucho más restaurador que un sueño visitado por sueños.  Por eso los sueños perturban y al mismo tiempo protegen el sueño.  Los sueños protegen los sueños contra estímulos perturbadores, pero a expensas de la profundidad del sueño mismo.  Freud definió el fenómeno del sueño como una formación de transacción entre los estímulos perturbadores y el deseo de dormir; es como si el sueño le enviara un mensaje al durmiente advirtiéndole que éste no debería preocuparse, que debería seguir durmiendo porque todo va a salir bien.  Según Freud este intento puede tener éxito o fracaso.  Unos estímulos demasiado intensos o persistentes no pueden ser suficientemente equilibrados por el proceso onírico  y desembocan en despertar al soñador.

Puesto que se puede también tener sueños  muy desagradables y aterradores, por ejemplo las pasadillas que despiertan súbitamente al durmiente, la teoría freudiana, según la cual la función onírica consiste en la satisfacción alucinatoria de deseos con objeto de proteger el sueño, requiere un examen más profundo. 

Freud describió los sueños, los lapsus verbales y la asociación libre como ventanas abiertas que muestran la influencia de experiencias infantiles y los conflictos actuales del paciente, Desde la perspectiva psicoanalítica la comprensión de los conflictos vividos en la infancia es fundamental para entender y modificar la conducta actual.

Los sueños siempre han ocupado un lugar especial en la teoría psicoanalítica; Freud comentaba que siempre que empezaba a dudar de la dirección de su trabajo, regresaba a los fundamentos de la teoría onírica para obtener una renovada certeza.  El aludía a los sueños como la forma más fácil para acceder al inconsciente.  Así en el análisis y auto análisis de los sueños, Freud descubrió los ingredientes fundamentales de su teoría.  Freud se refería al  sueño manifiesto como la elaboración consiente de lo que la persona había experimentado durante el sueño.  Pero, incluso los sueños manifiestos ofrecían un contenido imaginario con acciones poco probables y frecuentes mezcladas entre el pasado y el presente.  Freud expresaba que todo sueño tiene varios elementos:  los residuos diurnos, que son los recuerdos de los acontecimientos del día anterior que mantienen una carga emocional inconsciente  y los estímulos nocturnos que pueden ser ruidos nocturnos o la percepción interoceptiva de los estados corporales  (por ejemplo tener la vejiga llena). Estos elementos relativamente conscientes se mezclan con deseos inconscientes y con recuerdos infantiles asociados a éstos deseos.  Todo esto es lo llamado sueño latente.

En el proceso de diferenciación entre los residuos diurnos y los estímulos nocturnos se promueven las asociaciones que llevan a los deseos de la infancia.  Ya  que la persona que sueña está dormida no es posible que realice una descarga motora de los deseos e impulsos infantiles  generando una regresión topográfica que lleva a una experiencia onírica en forma de alucinación visual.  La sola exposición a éstos deseos reprimidos produciría una respuesta de ansiedad que en caso de darse despertaría al durmiente.

En resumen Freud diferenció dos niveles del contenido del sueño.  El contenido manifiesto que es lo que el soñante evoca o recuerda; y el contenido latente, que comprende los pensamientos y deseos inconscientes que amenazan con despertarlo.  Denominó trabajo del sueño a los mecanismos mentales inconscientes por los cuales el contenido latente del sueño se transforma en el sueño manifiesto.  Los deseos y los impulsos reprimidos deben entrar en contacto con representaciones insignificantes o neutrales  para pasar el examen de la censura.  Este proceso involucra la selección de representaciones aparentemente sin sentido o inofensivas que pertenecen a la experiencia actual del que sueña, dinámicamente asociadas con las representaciones latentes a las que se parecen en alguna forma.

Freud notó que el soñante frecuentemente solía representar ideas u objetos altamente revestidos de imágenes intrascendentes que de alguna forma estaban en conexión con la representación o el objeto catectizados  (la investidura de energía aun objeto).  Así, un concepto abstracto o un conjunto complejo de sentimientos hacia una persona podrían ser simbolizados por una imagen simple, concreta o sensorial.   Freud descubrió que los símbolos poseen significados inconscientes que se pueden comprender  a través de las asociaciones del paciente relativas a ese símbolo, pero también creía que algunos símbolos poseen significados universales.

Las emociones secundarias pueden no aparecer en absoluto en el sueño o se las vivencia algo cambiadas de esta manera la ira reprimida hacia el padre puede adoptar la forma de disgusto leve.  Los sentimientos también pueden aparecer como sus opuestos.  En un sueño de castigo el yo anticipa la condena que ejercerá la condena del soñante, si se permite que las inaceptables mociones pulsionales latentes se expresen directamente en el contenido manifiesto del sueño.  Por eso el deseo de castigo por la conciencia del paciente se satisface dejando que salgan fantasías de castigo .

Otro capitulo aparte serían lo que son los trastornos del sueño que no sería el objeto principal a tratar en este artículo, pero mencionemos que estos suelen presentarse en todas las personas ya sean dentro de un proceso patológico primario o secundario o como fenómenos transitorios en la vida de un individuo.  Aquí podemos mencionar el insomnio, la narcolepsia (ataques repentinos de sueño durante el día), el bruxismo relacionado con el sueño, trastorno de conducta durante el sueño REM, balanceo de la cabeza durante el sueño, parálisis del sueño,  apnea del sueño, terrores nocturnos, las pesadillas (sueños repetitivos, aterradores, que originan despertares nocturnos; aparecen durante el sueño REM y el individuo es capaz de recordarlos), el sonambulismo, trastornos en el ritmo circadiano, las mioclonías nocturnas, el síndrome de las piernas inquietas, el síndrome de Kleine-Levin (periodos recurrentes de hipersomnia e hiperfagia, de una a tres semanas de duración poco frecuente  y principalmente en varones adolescentes), la borrachera de sueño (asociado a factores genéticos),  la hipersomnia y la hiperfagia que aparecen en el periodo premenstrual y trastornos del sueño relacionados con otro trastorno mental.

Los somniloquios o el habito de hablar durante el sueño es un trastorno habitual en niños y adultos se lo ha estudiado profundamente en los laboratorios especializados y se le ha observado en todas las fases del sueño.  Por lo general consiste en pronunciar unas pocas palabras difíciles de distinguir.  En los episodios prolongados los soñadores hablan sobre su vida y sus preocupaciones, pero no relatan sus sueños y tampoco revelan secretos.  A veces la somniloquia esta asociada a terrores nocturnos y al sonambulismo.  No reviste un interés patológico para un tratamiento . 

La importancia de saber si los sueños son en colores o no queda reducida a la relevancia que tiene el contenido latente para el soñador.  Es decir, tiene tanta importancia y el consumo de  mucha energía a su vez en el escenario onírico que la presencia del color tiene diferentes evocaciones.  Para algunas personas les es fácil recordar que sus sueños tenían color como para otras la presencia de estos matices son descritos como borrosos y de tonalidades grises.  De esta manera parece que es mas importante el contenido que el color.  Sin embargo, teniendo en cuenta las experiencias sensoperceptivas del individuo que en su vigilia ve en colores es comprensible que sus sueños así también lo sean.  El sueño aparece en todas las edades del individuo. 

Para terminar siento que existen muchos charlatanes alrededor de la interpretación de los sueños. Siento que el sueño tiene una importancia como un instrumento de acción terapéutica.  El sueño es un mensaje que uno mismo se envía hacia sí mismo; es algo que el soñador “le habla” al yo despierto y siempre son mensajes que tienen que ver con su propio conocimiento y su propia experiencia; es algo que se debe interpretar para saberlo integrar a la personalidad de cada quien.

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Pablo Alberto Chalela Mantilla, M.D.
Médico Psiquiatra
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Última modificación: Junio 5, 2012