El
sueño es una disposición
normal y moderada de quietud en donde el umbral de respuesta
frente a los estímulos exteriores o ambientales es más abundante
que en el estado de vigilia. Es una situación biológica y conductal del organismo.
Se reconocen dos períodos
diferentes durante el proceso del
sueño: el denominado
sueño
rápido o REM (o
MOR) donde ocurren movimientos oculares rápidos
y el llamado sueño
lento o
No REM (No MOR). Estos períodos tienen
entre sí, diferencias generadas por fenómenos neurológicos,
fisiológicos y endocrinos.
En el
sueño No REM existe
una diáfana situación de recuperación y descanso en donde los
movimientos y el tono muscular bajan progresivamente, se fomenta
la actividad del circuito parasimpático con descenso de la
frecuencia cardiaca, de la tensión arterial y de la temperatura.
De acuerdo con las ondas
detectadas mediante el electroencefalograma (EEG) se han logrado
descifrar, en el período de
sueño No REM, cuatro fases
consecutivas, a saber:
1) Fase I: es el
período inmediato cuando el sujeto está adormeciéndose donde se
presenta un trazado de ritmo de bajo voltaje y frecuencia mixta y
que dura aproximadamente un 10 a 15 % del tiempo total del sueño.
2) Fase II: aparece
luego de 5 a 10 minutos de comenzado el
sueño y su período total
ocupa un 50% de éste; en el trazado aparece un ritmo lento con un
voltaje moderado (complejos K) y descargas rápidas de amplitud
moderada; sus ondas son en huso.
3) Fase III: es un
sueño más profundo que aparece más a menos a la media hora; las
ondas son muy lentas (delta: 1 – 3 cps y theta: 5 – 7 cps) que se
mezclan con complejos K y ondas en huso. Dura más o menos un 15 %
del sueño total y allí es muy frecuente la lenificación de los
signos vitales.
4) Fase IV: es el
sueño profundo y allí mismo aparece el máximo de reducción en los
movimientos y en los signos vitales. En el trazado existe la
composición de ondas delta y dura más o menos un 10 % del sueño
total; cuando los sujetos son despertados en esta fase se notan
supremamente confusos.
En el sueño REM, existen
irregularidades en el ritmo cardiaco y el respiratorio con extrema
disminución del tono muscular con movimientos oculares verticales
u horizontales, rápidos, el oxígeno cerebral se gasta en forma
elevada, hay incremento de la secreción ácida del estómago, de la
tensión arterial y de la excreción de las catecolaminas a través
de la orina. Electroencefalográficamente hay presencia de ritmos
rápidos con bajos voltajes, muy similares al trazado que se
registra en una persona en vigilia. Su duración está en un 20 – 25
% del tiempo total del sueño y particularmente es allí donde se
activa el fenómeno del soñar.
En personas normales el promedio de horas de sueño está alrededor
de siete horas aunque se presentan variaciones en un rango entre
las cuatro y las diez horas. El período REM y no REM puede
modificarse a lo largo de la noche; en la primera mitad es el
sueño lento el que domina la gran parte de la noche y en la
segunda el sueño rápido; con frecuencia el primero es más
cimbreante y adaptativo, dependiendo del tiempo previo de
vigilia, mientras que el sueño REM o sueño rápido está sujeto a un
patrón más estable influenciado a los ritmos biológicos.
Cabe anotar que cada persona
posee un patrón muy propio e individual que se va modificando con
la edad, con estados fisiológicos y lógicamente en ciertas
entidades patológicas. De allí es donde se ha logrado concluir que
en todos los seres humanos se puede incrementar la tasa de
mortalidad cuando el tiempo transcurrido para dormir es menor en
cuatro horas o mayor de diez horas. Por supuesto también, es
importante tener en cuenta, inicios o sospechas de ciertas
entidades psiquiátricas, cuando el tiempo de sueño no se ajusta a
la duración “normal” del tiempo de sueño esperado para el
individuo cuando éste ha mantenido un patrón cotidiano del mismo.
Para un correcto funcionamiento del ciclo sueño-vigilia en un
individuo es indispensable la indemnidad de grupos neuronales de
la llamada y conocida Formación Reticular en el Tallo Cerebral como también de la parte ventral y posterior del hipotálamo, en
donde se ha mencionado el centro del sueño y el centro del
despertar, respectivamente.
Neuroquímicamente se han
involucrado la presencia de varios neurotransmisores,
destacándose la serotonina como la de mas relevancia; también se
han registrado la Acetilcolina (sueño REM), la Noradrenalina y la
Dopamina.
En cuanto a la función del sueño, Freud postulo la teoría en que
éste tiene por objeto proteger el estado de sueño contra estímulos
perturbadores, internos o externos. El no creía que el estado de
sueño es a menudo alterado por los sueños, que no pocas veces
acaban por despertar al durmiente, pero en cambio, especificaba en
qué consistía el factor perturbador. Un sueño sin sueños es mucho
más restaurador que un sueño visitado por sueños. Por eso los
sueños perturban y al mismo tiempo protegen el sueño. Los sueños
protegen los sueños contra estímulos perturbadores, pero a
expensas de la profundidad del sueño mismo. Freud definió el
fenómeno del sueño como una formación de transacción entre los
estímulos perturbadores y el deseo de dormir; es como si el sueño
le enviara un mensaje al durmiente advirtiéndole que éste no
debería preocuparse, que debería seguir durmiendo porque todo va
a salir bien. Según Freud este intento puede tener éxito o
fracaso. Unos estímulos demasiado intensos o persistentes no
pueden ser suficientemente equilibrados por el proceso onírico y
desembocan en despertar al soñador.
Puesto que se puede también tener sueños muy desagradables y
aterradores, por ejemplo las pasadillas que despiertan súbitamente
al durmiente, la teoría freudiana, según la cual la función
onírica consiste en la satisfacción alucinatoria de deseos con
objeto de proteger el sueño, requiere un examen más profundo.
Freud describió los sueños, los lapsus verbales y la asociación
libre como ventanas abiertas que muestran la influencia de
experiencias infantiles y los conflictos actuales del paciente,
Desde la perspectiva psicoanalítica la comprensión de los
conflictos vividos en la infancia es fundamental para entender y
modificar la conducta actual.
Los sueños siempre han ocupado un lugar especial en la teoría
psicoanalítica; Freud comentaba que siempre que empezaba a dudar
de la dirección de su trabajo, regresaba a los fundamentos de la
teoría onírica para obtener una renovada certeza. El aludía a los
sueños como la forma más fácil para acceder al inconsciente. Así
en el análisis y auto análisis de los sueños, Freud descubrió los
ingredientes fundamentales de su teoría. Freud se refería al
sueño manifiesto como la elaboración consiente de lo que la
persona había experimentado durante el sueño. Pero, incluso los
sueños manifiestos ofrecían un contenido imaginario con acciones
poco probables y frecuentes mezcladas entre el pasado y el
presente. Freud expresaba que todo sueño tiene varios elementos:
los residuos diurnos, que son los recuerdos de los acontecimientos
del día anterior que mantienen una carga emocional inconsciente y
los estímulos nocturnos que pueden ser ruidos nocturnos o la
percepción interoceptiva de los estados corporales (por ejemplo
tener la vejiga llena). Estos elementos relativamente conscientes
se mezclan con deseos inconscientes y con recuerdos infantiles
asociados a éstos deseos. Todo esto es lo llamado sueño latente.
En el proceso de diferenciación entre los residuos diurnos y los
estímulos nocturnos se promueven las asociaciones que llevan a los
deseos de la infancia. Ya que la persona que sueña está dormida
no es posible que realice una descarga motora de los deseos e
impulsos infantiles generando una regresión topográfica que lleva
a una experiencia onírica en forma de alucinación visual. La sola
exposición a éstos deseos reprimidos produciría una respuesta de
ansiedad que en caso de darse despertaría al durmiente.
En resumen Freud diferenció dos niveles del contenido del sueño.
El contenido manifiesto que es lo que el soñante evoca o recuerda;
y el contenido latente, que comprende los pensamientos y deseos
inconscientes que amenazan con despertarlo. Denominó trabajo del
sueño a los mecanismos mentales inconscientes por los cuales el
contenido latente del sueño se transforma en el sueño manifiesto.
Los deseos y los impulsos reprimidos deben entrar en contacto con
representaciones insignificantes o neutrales para pasar el examen
de la censura. Este proceso involucra la selección de
representaciones aparentemente sin sentido o inofensivas que
pertenecen a la experiencia actual del que sueña, dinámicamente
asociadas con las representaciones latentes a las que se parecen
en alguna forma.
Freud notó que el soñante frecuentemente solía representar ideas u
objetos altamente revestidos de imágenes intrascendentes que de
alguna forma estaban en conexión con la representación
o el objeto catectizados (la investidura de energía aun objeto). Así, un
concepto abstracto o un conjunto complejo de sentimientos hacia
una persona podrían ser simbolizados por una imagen simple,
concreta o sensorial. Freud descubrió que los símbolos poseen
significados inconscientes que se pueden comprender a través de
las asociaciones del paciente relativas a ese símbolo, pero
también creía que algunos símbolos poseen significados
universales.
Las emociones secundarias pueden no aparecer en absoluto en el
sueño o se las vivencia algo cambiadas de esta manera la ira
reprimida hacia el padre puede adoptar la forma de disgusto leve.
Los sentimientos también pueden aparecer como sus opuestos. En un
sueño de castigo el yo anticipa la condena que ejercerá la condena
del soñante, si se permite que las inaceptables mociones
pulsionales latentes se expresen directamente en el contenido
manifiesto del sueño. Por eso el deseo de castigo por la
conciencia del paciente se satisface dejando que salgan fantasías
de castigo .
Otro capitulo aparte serían lo que son los trastornos del sueño
que no sería el objeto principal a tratar en este artículo, pero
mencionemos que estos suelen presentarse en todas las personas ya
sean dentro de un proceso patológico primario o secundario o como
fenómenos transitorios en la vida de un individuo. Aquí podemos
mencionar el insomnio, la narcolepsia (ataques repentinos de sueño
durante el día), el bruxismo relacionado con el sueño, trastorno de
conducta durante el sueño REM, balanceo de la cabeza durante el
sueño, parálisis del sueño, apnea del sueño, terrores nocturnos,
las pesadillas (sueños repetitivos, aterradores, que originan
despertares nocturnos; aparecen durante el sueño REM y el
individuo es capaz de recordarlos), el sonambulismo, trastornos en
el ritmo circadiano, las mioclonías nocturnas, el síndrome de las
piernas inquietas, el síndrome de Kleine-Levin (periodos
recurrentes de hipersomnia e hiperfagia, de una a tres semanas de
duración poco frecuente y
principalmente en varones adolescentes), la borrachera de
sueño (asociado a factores genéticos), la hipersomnia y la
hiperfagia que aparecen en el periodo premenstrual y trastornos
del sueño relacionados con otro trastorno mental.
Los somniloquios o el habito de hablar durante el sueño es un
trastorno habitual en niños y adultos se lo ha estudiado
profundamente en los laboratorios especializados y se le ha
observado en todas las fases del sueño. Por lo general consiste
en pronunciar unas pocas palabras difíciles de distinguir. En los
episodios prolongados los soñadores hablan sobre su vida y sus
preocupaciones, pero no relatan sus sueños
y tampoco revelan
secretos. A veces la somniloquia esta asociada a terrores
nocturnos y al sonambulismo. No reviste un interés patológico
para un tratamiento .
La importancia de saber si los sueños son en colores o no queda
reducida a la relevancia que tiene el contenido latente para el
soñador. Es decir, tiene tanta importancia y el consumo de mucha
energía a su vez en el escenario onírico que la presencia del
color tiene diferentes evocaciones. Para algunas personas les es
fácil recordar que sus sueños tenían color como para otras la
presencia de estos matices son descritos como borrosos y de
tonalidades grises. De esta manera parece que es mas importante
el contenido que el color. Sin embargo, teniendo en cuenta las
experiencias sensoperceptivas del
individuo que en su vigilia ve en colores es comprensible que sus
sueños así también lo sean. El sueño aparece en todas las edades
del individuo.
Para terminar siento que existen muchos charlatanes alrededor de
la interpretación de los sueños. Siento que el sueño tiene una
importancia como un instrumento de acción terapéutica. El sueño
es un mensaje que uno mismo se envía hacia sí mismo; es algo que
el soñador “le habla” al yo despierto y siempre son mensajes que
tienen que ver con su propio conocimiento y su propia experiencia;
es algo que se debe interpretar para saberlo integrar a la
personalidad de cada quien. |