La impulsividad, no la depresión, es la causa de la mayoría de los intentos de suicidio de los colombianos. JORGE IVÁN, de 22 años, días después de terminar con su novia fue al apartamento de ella en una hora en que sabía que no estaba, abrió la puerta con una copia de la llave que aún conservaba, abrió una ventana y se lanzó al vacío. Al parecer, para Jorge Iván la vida había perdido sentido, pero esta primera interpretación no era la única. También quedaba claro que su intención de suicidio era la de hacer sufrir a quien fue su pareja.

Según los expertos, este tipo de conductas es frecuente en los suicidas pero por lo general queda relegada en los análisis porque suele hacerse énfasis en el dolor y el sufrimiento que experimentan los que deciden quitarse la vida. Psiquiatras y psicólogos solían relacionar el suicidio con factores como depresión, drogodependencia o esquizofrenia, pero en los últimos años la observación de los hechos los ha obligado a explorar otro factor: los impulsos.

Esta ha sido una de las conclusiones derivadas de nuevos cruces de datos del Estudio Nacional de Salud Mental de 2003. Culminada la investigación, la información inicial dada a conocer sobre el estado mental de los colombianos fue muy general, pero el psiquiatra José Posada Villa, su director, y la Universidad de Harvard, Estados Unidos, hicieron posteriores análisis, aún más minuciosos, que les permitieron elaborar nuevas interpretaciones. "Varios estudiosos colombianos venían hablando y tenían sospechas empíricas de que existía alguna relación entre el suicidio y trastornos relacionados con el control de impulsos; el Estudio de Salud Mental revela que no están en el error", asegura Posada Villa.

La investigación -llevada a cabo con adultos de entre 18 y 65 años- muestra que cuando hay un trastorno de ansiedad, la probabilidad de intento de suicidio aumenta 2.8%; 3.4% cuando hay consumo de sustancias; 3.7%, cuando hay problemas de ánimo como depresión, distimia o trastorno bipolar, y se dispara a 4.7% cuando hay un trastorno relacionado con el control de impulsos.

"LA PRINCIPAL CAUSA DE LOS INTENTOS DE SUICIDIO ES LA AGRESIVIDAD QUE EL PACIENTE SIENTE HACIA LOS OTROS". JORGE BALLESTEROS, PSIQUIATRA-PSICOANALISTA.

Según el estudio, estos trastornos se dividen en cuatro categorías: déficit de atención con hiperactividad, trastorno de conducta, trastorno negativista desafiante y trastorno explosivo intermitente. Son conductas con denominadores comunes, como el gusto por comportamientos arriesgados, la agresividad, la voluntad de llevar la contraria, el desprecio por la autoridad, la tendencia a destruir objetos y la ira.

En resumen, la investigación revela que, al menos en el caso colombiano, la tristeza, la depresión y el sinsentido de la vida no son las causas principales de los intentos de suicidio. Más bien, son los problemas relativos al control de impulsos que se manifiestan en una desmesurada agresividad de la persona contra sí misma y contra los demás. Según Posada, "estos trastornos explican, de alguna manera, los principales problemas del país".

Deseo de venganza
Algunos expertos incluso sostienen que este análisis no sólo aplica en Colombia y plantean que la agresividad es el trasfondo general de los intentos de suicidio. "Tradicionalmente en psiquiatría se menciona una serie de factores de riesgo de suicidio como la edad, el sexo, el estado civil, si hay algún tipo de enfermedad de base de tipo orgánico o mental, si hay pérdidas recientes o si hay situaciones de duelo -dice Jorge Ballesteros, psiquiatra-psicoanalista que adelanta investigaciones sobre el particular desde 1994-. Sin embargo, después de más de 100 casos analizados, he encontrado que la principal causa es la agresividad que el paciente pueda sentir hacia los otros".

Entre los casos, Ballesteros recuerda el de Jorge Iván. Dice, que más que dolor lo que quería era vengarse de su ex novia. También menciona el de María Helena, de 22 años, que intentó suicidarse con sulfato ferroso porque estaba hasta la coronilla por el exceso de atención que demandaba una madre enferma que no se interesaba por ella. O el caso de Camila, de 18 años, quien después de pelear con su mejor amiga intentó suicidarse con los medicamentos que tomaba su papá. La terapia reveló, sin embargo, que su verdadero propósito era cobrarle al padre el maltrato.

Todo indica que el suicidio no sólo compete al suicida y que afecta a todo el ámbito familiar. Según Ballesteros, las notas que tradicionalmente dejan los suicidas pidiendo perdón y confesando amor a los que deja, traen en realidad un doble mensaje: "Por un lado les está diciendo 'perdóneme, los amo, hicieron lo mejor conmigo', pero por otro los hace sentir culpables -explica Ballesteros-. La familia queda lesionada. Por medio de su propia destrucción el suicida logra la destrucción de otros".

Según el especialista, es un error abordar el suicidio exclusivamente desde la depresión, pues esto conduce a la justificación del que ha intentado suicidarse, como diciéndose a sí mismo: "Yo soy la víctima y por eso tengo razones para matarme". Ballesteros insiste en que el que intenta suicidarse debe saber que también es victimario. Como quien dice, requiere una terapia de choque para que vea la ira que se esconde detrás de sus impulsos.