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¿A los niños se les pueden poner lentes de contacto?

Dra. Carolina Uribe

Optómetra

E-Mail: lentes@optometracarolinauribe.com

Video en YouTube sobre Lentes de Contacto blandos y rìgidos para niños

Los niños, al igual que los adultos, a veces necesitan ayuda para corregir su visión.  En casos de hipermetropía, miopía y astigmatismo infantil, los optómetras y oftalmólogos  tienden a ordenar el uso permanente de anteojos. Pero esta no es la única solución a estas condiciones, y de hecho, las gafas pueden ser problemáticas para los niños.  

Usar anteojos a una temprana edad hace que el niño se sienta diferente. En el colegio sus compañeros tienden a molestarlo, a llamarlo “cuatro'jos”, y esto puede ser un reto significativo en el desarrollo de su autoestima. Además, el uso de las gafas tiene otros inconvenientes. Muchas veces la montura se les marca en la cara por su uso permanente, y para los niños, que se la pasan jugando, corriendo y saltando, tener que estar pendientes de no perder los anteojos, de mantenerlos limpios y de no romperlos es un gran inconveniente. 

Por eso los lentes de contacto pueden ser la solución ideal para mejorar la visión de los niños con hipermetropía, miopía y astigmatismo. De hecho, lo mejor es ponerles lentes lo más jóvenes posible. Esto no solo ayuda a que se acostumbren al uso y cuidado de los lentes de contacto, sino que también contribuye a un buen desarrollo sensorial. Sin embargo muchos papás se reusan a introducir a sus hijos al mundo de los lentes de contacto por falta de conocimiento al respecto.  

Recuerdo una ocasión que atendí a un niño de 4 años que tenía una miopía alta. Después de evaluar el caso le sugerí a la madre adaptarle lentes de contacto blandos ya que las gafas iban a ser muy gruesas. Ella no quedó muy convencida, y después de un mes de no tener noticias del niño, la llamé y le pedí que me diera la oportunidad de ponerle lentes de contacto a su hijo, simplemente para que él supiera qué se siente al tenerlo en el ojo.  

El día de la cita el niño llegó llorando. No quería que le pusieran lentes de contacto, le daba miedo. Sin embargo, cuando menos lo esperaba, y casi sin darse cuenta, le puse el primer lente. Dejó de llorar inmediatamente y empezó a sonreír y mirar a su alrededor. Para el segundo lente no puso ningún problema. Su alegría era evidente. Podía ver bien, sin necesidad de sus gafas gruesas.. A su madre también se le notaba la felicidad al ver la cara de su hijo libre de anteojos. 

Hoy este niño ya tiene 10 años y usa lentes de contacto permanentemente. Además es un experto en el cuidado y manejo de ellos, tanto que en una consulta me exigió lavarme las manos antes de quitarle los lentes. 

No hay que temerle a los lentes de contacto. Para niños con hipermetropía, miopía y astigmatismo puede ser una salvación.